El modelo de negocios de la moda tiene que cambiar hoy. No sólo por los graves cuestionamientos éticos y medioambientales que se le han hecho a la industria en los últimos años, sino también porque al ritmo de producción –lo que supone alcanzar las 160 millones de toneladas de prendas en 2050-, nos quedaremos sin recursos. Es decir, no habrá ni materias primas, ni energía para mantener esta velocidad de crecimiento. Pero ¿qué supone este cambio de paradigma? Pasar de una economía línea a una circular. Hoy analizaremos desde lo práctico la revolución de la moda circular.
Las implicancias de hacer moda circular
En un contexto de cambio climático, por momentos imparable, el modelo de “extraer – usar – tirar” está completamente obsoleto. Hoy el desafío es transformar esa ecuación a “extraer-hacer-rehacer”.
Lo anterior tiene implícita la responsabilidad, tanto del productor como del consumidor, ya que hay que buscar maneras para que la ropa no sólo vuelva a la cadena de producción, sino también dure mucho tiempo en los clóset de quienes la compran (esto último lo analizaré en detalle en otra nota).
Para los diseñadores / marcas de diseño se sumen a la economía circular implica en muy grandes rasgos:
Diseñar un producto inteligente, que minimice su huella de carbono y que no sólo sea durable / heredable, sino también que pueda volver, sin mayores dificultades al ciclo de producción. Eso supone, desde seleccionar materiales que tengan una larga sobrevida y pueden reciclarse y/o reutilizarse fácilmente hasta tomar opciones de diseño respecto a siluetas, cortes, usos de “adornos” y/o insumos, que faciliten su reciclaje y/o reutilización.
Hacerse cargo de su eventual reutilización o upcycling futuro. Para ello no sólo se necesita tener claridad respecto a cómo reutilizar las telas, sino también qué mecanismos (dónde y cómo) existen para reciclar todas sus partes.
Hacerse cargo de la “reparación y embellecimiento” de las prendas. Un principio fundamental de la moda circular es que la prenda se use la mayor cantidad de veces posibles, antes de pensar en su reposición o “regreso al ciclo”. En esa línea las marcas deben desarrollar servicios de reparación de las prendas (el clásico servicio de “remendar”, pegar botones, cambiar cierres, etc) y embellecimiento. Esto último supone, por ejemplo, desde dar opciones para que puedan personalizarlas, modificarlas y/o adornarlas.
Proveer de toda la información necesaria para el cuidado de la prenda. En este caso, aportar a la educación del consumidor en el cuidado / lavado de sus prendas, lo que contribuye directamente en la prolongación de su vida útil.
Tener un embalaje inteligente de las prendas, que pueda ser reciclado y reutilizado, evitando generar desechos innecesarios.
Gestionar de manera inteligente la distribución de la ropa en los puntos de venta o al cliente final, de tal manera de lograr una baja huella de carbono. Para ello, la elección de los tipos de transporte en fundamental.
Como habrán notado, muchas de estas acciones van acompañadas de la palabra “inteligente”. Ello tiene relación con que en la moda circular, se necesita investigación y mucha planificación / organización antes de crear un producto, lo que sin duda, es muy complejo hacerlo solo.
No obstante, para la moda de autor, este desafío resulta más abordable que para las grandes marcas, debido al tamaño de las empresas. Esta característica constituye una excelente noticia para los creativos, que desean ser parte de este cambio.
En ese sentido, en una próxima nota exploraré los desafíos de este nuevo modelo de negocios que reestructura los procesos de la moda.
¿Qué otros factores sumarías a los ya mencionados? ¿Valoras este cambio de paradigma? ¿Crees que pueda influir en tu decisión de compra que una etiqueta sea “circular”?
Este movimiento trata de mostrar las ‘imperfecciones’, visibilizar la realidad y, sobre todo, favorecer la autoestima y el amor propio
Las redes sociales, la publicidad o el tallaje de la ropa son solo algunos de los estímulos que nos rodean y que nos dictan los estándares de belleza tradicionales. Un exigente y exclusivo canon, basado en las medidas 90-60-90, que provoca la ansiedad, frustración y rechazo de millones de mujeres de todo el mundo por no conseguir alcanzar un ‘cuerpo escultural’. Sin embargo, cada vez son más las personas que no esconden su figura y se han sumado al movimiento Body Positive, una corriente que trata de visibilizar la realidad y, sobre todo, favorecedor la autoestima y el amor propio.
Delgadas, gordas, musculadas, altas, bajas… En el Body Positive todas las personas y cuerpos son bienvenidos, sin importar el color de piel ni la cifra que marque la báscula. Este movimiento nos empuja a amar nuestras imperfecciones, como estrías, celulitis, marcas, pecas o kilos de más, que habitualmente intentamos esconder bajo la ropa. Afortunadamente, son muchos los rostros conocidos y marcas de diferentes sectores que se han sentido identificadas con este concepto y han utilizado su posición para actuar como altavoz.
Moda y belleza para todos
Rihanna es una de las estrellas que han celebrado la diversidad, así como la belleza natural. La diva de Barbados se ha consagrado como un referente en el mundo de la cosmética con Fenty Beauty, una línea de maquillaje con 40 tonos de base para todas las razas y estilos. Además, la cantante de Umbrella también realizó su incursión en la industria de la moda. Se desligó de lo que habitualmente vemos sobre las pasarelas con Fenty x Savage, una completa firma de lencería para que todas las mujeres se sientan seguras de su belleza, tanto por dentro como por fuera.
No obstante, las marcas lideradas por la intérprete de We Found Love no son las únicas que se han hermandado con el Body Positive. ASOS fue una de las primeras en sumarse a la revolución textil con diferentes colecciones creadas para satisfacer las necesidades de todo su público: ASOS Curve, ASOS Tall, ASOS Petite y la colección regular. Algo que también hizo Mango en 2013 con el lanzamiento de Violeta by Mango. Se trata de una línea ideada para mujeres con curvas (y sin complejos) que lleva las tendencias más allá de la 36 y que se suma al imperio de la cadena catalana. Por otro lado, H&M fue una de las marcas fast fashion que antes comenzó su incursión en el Body Positive a través de sus campañas de ropa, en las que mostraba a mujeres de diferentes siluetas y formas. Las tallas de las prendas de la popular cadena sueca van de la 34 hasta la 54.
El sector deportivo tampoco se ha quedado atrás. Nike, uno de los referentes de esta esfera, ha dado un paso al frente con la fabricación de prendas sporty que se adaptan a todas las figuras, asegurando la comodidad y funcionalidad de toda su audiencia. En una nueva apuesta por la naturalidad, la marca estadounidense llegó a incluir a una modelo con vello en las axilas en una de sus últimas campañas. Algo que, como era de esperar, generó un gran revuelo en la Red.
“Sé una dama, dijeron. Tu falda es muy corta. Tu camisa está muy escotada. Tus pantalones son demasiado ajustados. No muestres tanta piel”. ‘Be a lady, they said’.
La actriz de ‘Sexo en Nueva York’, Cynthia Nixon, narra un alegato feminista con el que resulta difícil no sentirse identificada.
No nos dábamos cuenta, o quizá sí, pero lo que parecían mensajes inocuos, en realidad eran cadenas que nos han ido atando a una menera– de no ser- durante décadas. Mensajes que han ido echando peso a la mochila de ser mujer, con códigos creados para la conformidad del hombre. Reglas, imposiciones, órdenes que nos han ido haciendo vulnerables, desconfiadas de nosotras mismas, insatisfechas y en una contínua lucha con nuestro ser.
Pero todo esto, afortunadamente, está cambiando. Una nueva conciencia, una apertura, una cataris para romper esos eslabones, que parecen resultar más frágiles que nuestro amor por la vida y por nosotras mismas, ha llegado a golpe de voz certera.
Un ejemplo, es el video que se ha viralizado, en la que la actriz de la mítica serie «Sexo en Nueva York», Cynthia Nixon, recita un texto de Camille Rainville, que exhibe las presiones a las que están sujetas las mujeres todos los días por su género.
¿Qué implica ser una mujer en la actualidad? La respuesta del mundo es un conjunto de mensajes contradictorios y dañinos, que en el fondo sólo coartan la libertad de las féminas para ser quien ellas quieren. Así lo exhibe ‘Be a lady, they said’ (‘Sé una dama, dicen’), el video que está rompiendo las redes sociales, y con razón, por su poderoso y necesario mensaje feminista.
Sin embargo, el texto recuerda nuevamente un sinfín de noes que van más allá de las “reglas del buen comportamiento y vestir”, para exhibir la inmensa presión que se ejerce sobre el cuerpo, la apariencia, el comportamiento y la sexualidad de las mujeres.
Todo ello, generalmente en beneficio de los hombres y en perjuicio de la autoestima femenina.
El video fue compartido inicialmente en la cuenta de Instagram de Girls. Girls. Girls. Magazine, donde en tres días suma más de un millón y medio de reproducciones, situación que se ha replicado en otras plataformas como Vimeo, Twitter, YouTube y Facebook. Nosotras, no podíamos hacer otra cosa. Otro mundo es posible.
Natalie Portman fue sin duda protagonistas de la noche de los Oscars 2020. La actriz ha pisó la alfombra roja envuelta en un vestido transparente de Dior, que se combinaba con una capa negra cargada de significado, al llevar bordados los nombres de las directoras que no habían sido nominadas al Oscar por su trabajo, protagonizando el gesto feminista más comentado de la noche. Pero su estilismo no ha sido lo único por lo que Natalie ha conseguido hacerse viral esta gala.
Y es que, aunque no haya sido uno de los más llamativos ni de los más arriesgados, el peinado barra estilo de pelo de la actriz se ha hecho como uno de los más deseados de la noche. Portman lleva ya meses sorprendiendo con un bob, que lleva ladeado, que ya se había hecho uno de nuestros cortes de pelo favoritos de las celebrities del momento. Pero esta noche, la de Cisne Negro ha decidido apostar por este bob pero en una versión mucho más minimal y XS, cambiando además la raya al medio, con ondas naturales y surferas, dando ese toque de melena masculina y desenfadada, que marca tendencia separando el corte de pelo del género.
Se trata de un corte de pelo recto y marcado, como cortado con una espada, que reduce el bob clásico a su mínima expresión. Corte y estilo que, por su parte, ya han defendido algunas como Kaia Gerber. Y es que este corte tiene más de un motivo para haberse coronado como el corte del momento.
¿POR QUÉ APOSTAR POR EL BOB DE NATALIE PORTMAN?
Comodidad: Se trata de un corte de pelo cómodo donde los haya pues no hace falta peinarlo. De hecho, no es necesario ni siquiera secarlo. Se lleva de forma natural y secado al aire, dejando que las ondas surjan solas. Aún así, puede ayudarse a que se formen con un spray para ondas surferas, pero peinándolas siempre con las manos.
Versatilidad: La comodidad que implica no tener que peinarlo, ni plancharlo ni secarlo se suma a que esa naturalidad se adapta a todos los escenarios posibles, ya que si algo hace este corte de pelo es estilizar y afinar el cuello aportando elegancia y no eclipsa ni las joyas ni a los modelos a los que acompaña, adaptándose a cada estilo.
Siempre sienta bien: Además de estilizar el cuello, también potencia los ángulos del rostro, por lo que hace más finos los rostros redondos y relaja los que son más cuadrados. Alarga el rostro, pero no en excesos favoreciendo a los rostros más pequeños.
Es tendencia: Ya lo avisábamos al principio de esta temporada: adiós al pelo largo, hola a las melenas cortas y los pixies.
El motor de búsqueda profesional de moda Tagwalk ha analizado los materiales más utilizados en las recientes semanas de la moda en París, Milán, Londres y Nueva York. El estudio fue encargado por la Confederación europea del lino y el cáñamo (CELC) con ocasión del World Linen Forum, que se celebra los días 9 y 10 de febrero en París.
El estudio muestra que el material más utilizado en las cuatro semanas de la moda principales es el tejido de punto, que pudo verse en el 18,7 % de los looks. Está muy por delante de su principal rival, el cuero (11,2 %), seguido de cerca por el satén (10,3 %) y las lentejuelas (10,2 %). El denim no está muy atrás (8,5 %), al igual que la seda (7,9 %) y el encaje (7,6 %).
La rejilla, octava en el ranking (2,9 %), terminó casi empatada con las plumas (2,7 %) y el tul (2,4 %). El lino ocupa el 12º puesto, detrás del lamé (1,9 %), con presencia en el 1,7 % de los looks de las últimas colecciones de verano, superando al brocado (1,5 %), el terciopelo (1,4 %) y la malla (1,3 %).
Tagwalk señala que la fibra de lino es el material que experimentó el mayor aumento en el ranking entre las colecciones de verano de 2019 y 2020, con un incremento de 11 posiciones. «Mientras que los materiales contaminantes como el vinilo (caída de 13 puestos), el plástico (11) y el PVC (11) están en declive», señala Tagwalk.
El lino en las pasarelas
En París, el lino se utilizó en un 22 % de las colecciones de las principales marcas y en un 5 % de las marcas prescriptoras, mientras que en Milán se utilizó en las de un 73 % de las principales marcas. El lino también formó parte de las colecciones del 5 % y el 10 % de las marcas prescriptoras en Nueva York y Londres, respectivamente.
Para las colecciones primavera-verano 2020, el estudio señala que la fibra estuvo presente en 12 de los 51 looks de Prada, 10 de los 43 de Acne, 7 de los 54 de Miu Miu, 3 de los 55 looks de Jil Sander y 2 de los 64 de Jacquemus.
Entre estos looks, Tagwalk destaca un rápido aumento de las «nuevas tendencias», que rompen con las tradicionalmente asociadas con el lino. Entre estas están el minimalismo, como pudo verse con Prada, o los aspectos «nómadas» como los de Acne Studio.
En cuanto a las nuevas tendencias, el análisis muestra el uso de fibra de lino para la ropa de oficina, como fue el caso de Victoria Beckham, en ropa de noche en Prada o incluso en los looks de «muñeca» de Miu Miu.
Este estudio se publica en un momento en que el CELC se prepara para celebrar el segundo World Linen Forum, que reúne a representantes internacionales de la industria del lino, con el objetivo particular de representar eventualmente el 1 % del mercado textil mundial, especialmente gracias a las cualidades relativas con la responsabilidad ecológica que presenta este material.
No es nada extraño que en la actualidad veamos una que otra chica husmeando en la sección de hombres no precisamente para comprarle algo a su chico, o viceversa. Muchas de nosotras hemos matado por esa chopper jacket hecha para chicos y muchos de ellos por esa over sized t-shirt que ven en nuestro departamento. Entonces, ¿el patrón de consumo cambiará? ¿Será esta la era donde eliminemos etiquetas de género y tengamos grandes almacenes con ropa para todos, sin importa si somos hombres o mujeres?
¿Qué es el Genderless Fashion?
O la moda sin género. En pocas palabras, hablamos de ropa que ya no está catalogada para femenino o masculino; piezas que ambos sexos pueden usar indiscriminadamente como más se les antoje y acomode a su estilo. Desde 2017, cuando H&M sacó su colección ‘DENIM UNITED‘ -una línea genderless de 19 piezas-, se ha hecho un boom este tipo de compras.
Sin embargo, el movimiento que más que tendencia parece ser un nuevo modelo, viene desde hace bastantes años. Sucede algo parecido con las temporadas pasadas, donde hemos tenido reminescencias de los años 60s, 70s, 80s y 90s. Éste ‘género‘ está siendo rescatado de décadas pasadas.
La ropa ‘genderless‘ tiene vestigios después de la Segunda Guerra Mundial. Tras haber existido un cambio en el rol femenino (recordemos que durante la guerra las mujeres tuvieron que hacer el trabajo de los hombres en las fábricas para poder proveer al ejército o mantener a las familias) éstas regresaron al rol de amas de casa por los años cincuenta. Se pretendió incentivar a los niños a ser más empáticos y evitar que crecieran con el estricto orden de ‘hombre y mujer’; la industria comenzó a sacar juguetes genderless, había comerciales de niños con cabello largo jugando con muñecas y niñas en pants jugando con carritos. Sin embargo, esto obtuvo el efecto contrario al deseado. Los niños y adolescentes de esa época, los Baby Boomers y la Generación X, sufrieron grandes daños psicológicos (sí, aunque suene exagerado) por el miedo que les causaba el ser confundidos como alguien del género contrario. Indirectamente, la mayoría de ellos crecieron con el temor de que se les robara su masculinidad y feminidad.
Sin embargo, una gran parte de la población aún buscaba una equidad. El movimiento genderless de los 60s se caracterizó más por las mujeres buscando igualdad que por los hombres queriendo lucir más femeninos, para ellos, aún si se trataba de homosexuales, era riesgoso en la sociedad mostrar sus intereses y correr el riesgo de, por ejemplo, perder su trabajo. El primer intento de ropa femenina genderless (que en realidad no se considera como tal, pues son piezas que si bien inspiradas en la moda masculina siguen siendo femeninas, definitivamente) fue con le tuxedo de Yves Saint Laurent. La mujer utilizando pantalones y un traje sastre fue una bofetada a los roles en los que estaba encasillada. Pero el movimiento sólo duraría un par de años más.
Con la llegada de Diane Von Fustenberg y su encantador diseño del wrap dress (el vestido sobrecruzado sobre la rodilla de escote ‘V’), la ropa unisex (como también se le conoció al momento) quedó de lado. Se volvió a retomar en los noventa, influenciado fuertemente por el grunge y grupos como Nirvana: Fans vestidas de pantalones holgados, playeras estampadas y militar boots se hicieron virales. Nuevamente, el movimiento incitaba a una igualdad de género… de mujer a hombre.
¿Qué pasa en la actualidad?
Aunque puede considerarse aún un movimiento rebelde, su impacto no ha sido tan ‘agresivo‘ como en ocasiones anteriores. Es de destacar que en estos momentos, aunque aún se gira entorno a la mujer (y que ésta sea la principal consumidora de marcas por el estilo), la moda revoluciona en el área masculina para incentivar a los hombres a comprar artículos ‘más femeninos’ que, en otras épocas, podrían ser considerados tabú: tal y como el uso de faldas o jerseys rosas. Es común ver campañas donde los chicos van maquillados y llevan una apariencia más liviana y no encasillada al pantalón y camisa.
Este cambio ha surgido principalmente en las culturas asiáticas. Tenemos en Japón lo que se conoce como jenderuresu-kei (estilo genderless), chicos que pueden ser vistos normalmente en Harajuku (el distrito de la moda por excelencia de Tokyo) comprando maquillaje y vistiendo colores pasteles, parches kawaii (lindos/tiernos), con el cabello teñido y labial. Inspirado en el visual-kei de los años ochenta (un estilo de las bandas de rock y metal), es considerado un forma de vida en el que se busca no contar con género. Esto ha desencadenado situaciones tales como los ‘hombres hervívoros‘, los cuales se suman a este movimiento y, por lo general, buscan una pareja para pasar un rato agradable ya sea platicando o conviviendo y no precisamente para relaciones sexuales, es decir, un acercamiento emocional y no físico. Podríamos, quizás, hacerlos el equivalente con los ‘hipster‘ de aquí, de quienes por mucho tiempo se habló.
Corea del Sur es sin duda otro país que ha destacado por su estilo genderless. Y es, por mucho, más destacable, ya que el boom del K-pop que surgió años atrás, dio a conocer al mundo a varias boys band de las que a veces muchos se mostraban hombres maquillados y prendas unisex. El estilo causó un gran furor y en su efecto inmediato en latinoamérica, sucedió que las chicas quisieran pasar por ese look andrógino, falta sólo mirar unas cuantas cuentas de Instagram para darnos cuenta de lo amplio que se extendió el K-pop y su moda.
Pero no podemos dejar excluidos a América o Europa. Marcas como Gucci o Marc Jacobs han combinado sus desfiles para desaparecer la línea de colección hombre/colección mujer y vender las piezas por igual. Las multinacionales fastfashion no se quedan atrás, como ya mencionábamos, H&M ya ha sacado su línea, al igual que ZARA.
Aunque los Drag Queens (o Drag Kings) no entran en esta categoría, podemos decir que el éxito de esta corriente tras programas como RuPaul’s Drag Race ha influenciado mucho en la aceptación del estilo personal. La generación millenial o Z, son aquellas que más han apoyado al movimiento y lo han portado, promoviendo la identidad sin género.
¿Tiene entonces futuro el Genderless?
Brian Trunzo, editor de menswear para WGSN, comenta que aunque por el momento el mercado es pequeño y selecto, puede ver en el futuro un gran crecimiento y tiendas de retail ofreciendo esta modalidad (recodemos que ya existe una tienda retail en Inglaterra que ha dejado de catalogar su moda infantil como niño/niña). Sin embargo, todo dependerá de cómo se maneje la transición y se exponga al cliente. El método fallará si les presentas el estilo como ‘moda de niñas prestada de los hombres‘ ó ‘ machos en faldas bonitas‘. La presentación debe ser modesta al principio, hay que hacer que el cliente digiera la información y acepte que comprar ropa más femenina no lo hace menos hombre o que comprar ropa más masculina no la hace menos mujer.
Uno de los principales problemas, aparte de la forma en la que se le presente al cliente, que Trunzo ve, es el fit de las prendas. La ropa genderless, en su mayoría, recae en lo oversized, estilo que no a todas las personas favorece, hablando por ejemplo de mujeres curvy (o plus size). No obstante asegura que con el gusto que la generación M & Z tienen por la comodidad, el problema puede desaparecer.
Así que sí, si consideras tu marca un buen candidato para el estilo genderless, atrevete a probar. Pero no olvides los consejos de Trunzo: has una transición relajada y no encasilles conceptos que puedan herir la susceptibilidad de tus clientes. Podrías quizás empezar a entremeter la misma prenda en ambos departamentos, ver cómo reacciona tu consumidor y hacer un seguimiento del mismo.
Concluimos entonces que este nuevo estilo no quedará como tendencia y se convertira en una nueva categoría con el paso del tiempo a la que habrá que prestar total atención, pues es de considerar como un nuevo competidor.
¿A ti qué se te ocurre para que una marca pueda ser genderless? ¿Cómo harías una marca de accesorios sin género?